Lo barato sale caro: la importancia de la relación calidad-precio.
Es tentador, claro que sí. Es muy tentador irse con la empresa que ofrece soluciones al precio más asequible. A veces incluso sin tener claro si sus servicios son de la mejor calidad. Es tentador, pero casi nunca sale a cuenta. Porque aunque sea un dicho que tenemos todos más que asumido, a veces no nos damos cuenta de que es una verdad como una catedral: que lo barato sale caro.
En refrigeración industrial también ocurre. ¿Cuántas veces nos habrán llamado porque la empresa que habían contratado no les prestaba un servicio técnico totalmente necesario en nuestro sector? ¿O para reparar una maquinaria que se les ha estropeado con muy poco uso porque no contaba con los requisitos de calidad adecuados?
Nos ha venido de todo, la verdad. Desde clientes con instalaciones obsoletas que no han sido correctamente mantenidas, -por lo que había que estar constantemente arreglando averías y pagando unas facturas de la luz altísimas-, hasta empresas a las que les han instalado con equipos sin soportación de tuberías, por lo que sufrían constantes fugas y molestos ruidos. También hay casos de comercios en los que se han instalado centrales frigoríficas sin el rendimiento suficiente. ¿Que qué pasa con eso? Pues que el consumo eléctrico se dispara.
“A veces hay que invertir un poco más en una maquinaria de buena calidad o contratar unos servicios con garantías aunque salga un poquito más caro”, nos cuenta el director de comunicación de J. Garrido Refrigeración, Alberto Garrido. Y es que, muchas empresas, insiste, “no ofrecen ni un servicio técnico post venta ni fidelización alguna, y eso hay que vigilarlo muy bien. Nosotros en J. Garrido ofrecemos el pack completo de servicios necesarios para que los productos de nuestros clientes mantengan siempre su conservación más optima”.
El precio es importante, sí, pero hay que atender a una cosa más importante aún: la relación que ese precio guarda con la calidad de lo ofrecido. “Hay que buscar siempre el equilibrio entre la calidad de la maquinaria y el precio más óptimo. Nosotros investigamos mucho a nuestros proveedores y cuidamos de que tengan la misma forma de trabajar que la nuestra, evitamos fabricantes de los que no tenemos referencia y estamos, por supuesto, pendientes durante todo el proceso -pre y post-venta- para atender a nuestros clientes con toda la premura necesaria cuando nos necesiten”.
Y es que, insiste Alberto Garrido, “cuando tú utilizas piezas de calidad, trabajas de forma que todo salga correctamente y estás pendiente de tus clientes no puedes sino cuidar de que tus proveedores hagan lo mismo”.
Es sencillo: hay, por fuerza, “un cómputo de cosas que son necesarias para que los productos de nuestros clientes mantengan la cadena de frío óptima”, que es, al fin y al cabo, nuestro objetivo.
Todo esto también es parte, claro, de nuestro sistema de trabajo ‘Respuestas en frío’, que se basa, entre otras cosas, en la profesionalidad y la cordialidad. Nos quedamos hasta asegurarnos de que el cliente esté contento y conforme. A esto hay que sumarle la vocación de servicio de nuestros trabajadores, que siempre dan lo más de ellos para atender a las necesidades de nuestros clientes y asegurarse de que todo funciona debidamente. Es que, si el fin principal de nuestro trabajo es garantizar el consumo saludable de los productos refrigerados, ¿cómo no vamos a cuidar cada detalle, por insignificante que parezca?